Walter Brueggemann sobre el espíritu en
el Antiguo Testamento
Este post
lo hago principalmente en honor al Doctor Walter Brueggemann quién fue uno de
los más importantes eruditos académicos en materia del Antiguo Testamento, su
trabajo fue muy influyente para muchos, incluyendo mi persona, lastimosamente
me enteré tarde de su fallecimiento hace unos meses, nos deja un gran legado,
creo que llegó a escribir mas de 50 publicaciones académicas y muchas otras
fuera de esta categoría, dejo el siguiente extracto de uno de sus libros a
continuación, en el cual discute el tema del espíritu en el AT, el cual seguro
será de mucho interés para los lectores de este blog.
“El Antiguo
Testamento, al igual que su entorno cultural, presupone que el mundo está
poblado y activamente atravesado por muchos “espíritus”, fuerzas cuyas
consecuencias son observables en la realidad, pero que permanecen prepersonales
e inacabadas. Es decir, el mundo está “encantado”, más que vacío y
secularizado. Sin embargo, nuestra preocupación se centra de manera más
adecuada en el “espíritu” como atributo y agente de YHWH, un modo mediante el
cual se afirma y se reconoce que YHWH actúa decisivamente en el mundo como
agente de voluntad y poder: “El espíritu es todavía, primariamente en el
Antiguo Testamento, la prerrogativa kat’ exochen de Dios y su
instrumento de revelación y acción par excellence” (Jacob, 123). (La
expresión griega kat’ exochen es equivalente a par excellence).
El término
hebreo que se traduce como “espíritu” es ruah, que también puede
traducirse como “aliento” o “viento”, términos que buscan expresar
teológicamente la irrupción en el mundo de una fuerza específica vinculada a
YHWH, pero que es invisible, inexplicable e irresistible. Ciertos textos pueden
identificarse de manera especial con cada una de estas traducciones. En el
Salmo 104:29–30, por ejemplo, el término ruah significa “aliento”,
aunque en el versículo 30 la NRSV lo traduce como “espíritu”. El pasaje se
refiere a la capacidad de inhalar y exhalar, la actividad más elemental de
estar vivo (véase Gén. 6:17; Núm. 16:22; Ecl. 12:7). En Éxodo 14:21 y 15:8, el
término se refiere claramente al viento, esa fuerza conocida pero no visible
que puede hacer retroceder las aguas. En 1 Samuel 16:14–16, la palabra indica
la irrupción de una agencia con especificidad teológica y psicológica.
No obstante,
aunque el término puede distinguirse de estas diversas maneras, en la mayoría
de los casos clasificar rígidamente tales usos resulta un error, pues en hebreo
ruah connota regularmente todos ellos de forma más holística,
refiriéndose a un poder invasivo que actúa en el mundo, profundamente vinculado
a la voluntad y al propósito de YHWH, y capaz de perturbar y transformar la
realidad terrenal. Así, la “divinidad” de ruah se afirma para sostener
que Dios, en última instancia, ordena y determina la realidad vivida, para bien
o para mal, más allá del alcance o control de la capacidad humana.
Esta fuerza
enigmática pero indudable de Dios es una agencia decisiva en la creación (Gén.
1:2; Sal. 33:6; 104:29–30). El espíritu es la agencia que puede enviar agentes
humanos a una obediencia poderosa y transformadora (véase 2 Rey. 2:9–18). En
estos versículos, aunque el espíritu es denominado “el espíritu de Elías” que
viene sobre Eliseo, la referencia parece ser, en realidad, al espíritu de Dios
que reposaba sobre Elías. En Isaías 42:1–4, el siervo, capacitado por el
espíritu, traerá justicia, y en Isaías 61:1–4 se anticipa una transformación de
la política social debido a un agente humano enviado por el espíritu.
Ese espíritu
de Dios (la fuerza irresistible de la presencia y la voluntad de Dios en el
mundo) es llamado “su espíritu santo” en el Salmo 51:11, donde la expresión
significa espíritu dador de vida; en Ezequiel 11:14–21 y 36:22–32, la frase
representa el nombre purificado de Dios, no contaminado ni distorsionado por la
profanación, y por tanto la capacidad distintiva de Dios para generar vida en
el mundo.
Un uso
particularmente notable del término aparece en Joel 2:28–29 (véase Hech.
2:14–21), donde el espíritu será un don de libertad imaginativa mediante el
cual todos los miembros de la comunidad de fe son capacitados para proyectarse
hacia el futuro más allá de las circunstancias presentes de la vida de Israel.
Aquí el espíritu libera y sitúa a Israel en el mundo más allá del fracaso
humano o la desesperación, conduciéndolo hacia el bienestar prometido por Dios.
“Espíritu” es
un intento de expresar la convicción de Israel de que el mundo es el ámbito del
gobierno de YHWH, más allá de la explicación o el control humanos. La
formulación del Antiguo Testamento del espíritu es dinámica y no contiene nada
de la noción del Espíritu como “la tercera persona de la Trinidad”, una
formulación cristiana alcanzada cuando la fe bíblica fue trasladada, en la
iglesia primitiva, a las categorías sustanciales de la filosofía helenística.
En general, la teología cristiana trinitaria no ha producido un concepto
especialmente desarrollado del Espíritu, quizá precisamente porque esta fuerza
no se presta fácilmente a una articulación intelectual. Las iglesias comúnmente
caracterizadas como pentecostales continúan experimentando el espíritu de
manera directa como una fuerza dadora de vida, mientras que las iglesias más
“históricas” o “populares”, en la línea del cristianismo clásico, han
articulado al Espíritu como “tercera persona” de un modo distinto al de una
fuerza invasiva y vivificante. En cualquier caso, en el Antiguo Testamento se
afirma que el espíritu opera de maneras que sitúan el gobierno decisivo de la
vida humana muy por encima del control o la explicación humanos.”
REVERBERATIONS OF FAITH, A Theological Handbook of Old
Testament Themes, Brueggemann Walter, Pg. 119-200, ed. Westminster John Knox Press, 2002
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